jueves, 22 de septiembre de 2016

Mesa de los Tres Reyes (2444 metros), desde el Refugio de Linza

FECHA: 8 de septiembre de 2016
ITINERARIO: Refugio de Linza – Collado de Linza – Foya d’a Solana – Mesa de los Tres Reyes – Foya d’a Solana – Collado de Linza – Refugio de Linza.
ALTITUD MÍNIMA Y MÁXIMA: 1320 metros (Refugio de Linza); 2444 metros (Cima Mesa de los Tres Reyes).
DESNIVEL ACUMULADO: 1360 metros de desnivel positivo.
DISTANCIA: 17,31 kilómetros.
DURACIÓN:
–    1 hora y 20 minutos al Collado de Linza.
–    1 hora y 40 minutos al poste indicador de caminos en la Foya d’a Solana.
–    1 hora y 55 minutos al inicio del karst.
–    3 horas y 30 minutos a cima (45 minutos de descanso).
–    7 horas y 30 minutos hasta el Refugio de Linza.
DIFICULTAD:
-    Extremar precaución en la zona del karst, donde hay profundas simas y grietas en las rocas.
-    Justo antes de llegar a cima hay dos pequeños pasos que requieren ayuda de las manos, muy fáciles y sin patio. No suponen problema alguno.
CLIMATOLOGÍA:
-    Nubes bajas al inicio que se transforman en niebla espesa al ir ascendiendo.
-    En el camino de vuelta el día se despeja poco a poco y al final sale algo el sol.
ATENCIÓN:
-    Zona con frecuentes nieblas. Mapa, brújula y GPS muy recomendables.
-    Una vez llegamos al último tramo de ascenso, vemos que el camino se bifurca (ver foto). Se puede ascender tanto por la izquierda (más complicado, superar una chimenea fácil) o por la derecha, camino elegido por nosotros y sin dificultades relevantes.
-    La zona del karst, con nieve, puede ser peligrosa.

La bucólica Cabaña del Sobrante, sobre fondo boscoso.
La Mesa de los Tres Reyes (“Mesa d’os tres reis” en aragonés, “Hiru erregeen mahaia” en euskera) es una cumbre mítica, denominada así por estar situada en el punto de confluencia entre el Reino de Aragón, Reino de Navarra y Vizcondado de Bearn. Según cuenta la leyenda, en ella se reunían los reyes de cada uno de los territorios para discutir asuntos importantes.
Sea cierta o no esta historia, la realidad es que en el momento actual la muga entre Aragón, Navarra y Francia se sitúa en otra pequeña cima algo más oriental, la Table des Trois Rois (2421 metros); puesto que en la cumbre principal únicamente hacen frontera Aragón y Navarra.
Se trata de una cima muy frecuentada, sobre todo por montañeros vascos y navarros, puesto que alcanza la mayor altitud de Navarra (2444 metros).

Aprovechando un festivo local, decidimos conocer este precioso valle con un compañero de trabajo. Suponemos que, al estar fuera de temporada alta y ser un día entre semana (jueves), no se tratará de un lugar tan frecuentado como en los fines de semana de verano.
Salimos en coche a las 6 de la mañana desde Huesca en dirección a Jaca, la cual atravesamos, continuando la ruta hasta Puente la Reina. Allí vemos un desvío hacia Echo y Ansó, que debemos coger. Una vez en Echo, nos desviamos a la izquierda, por una bella carretera de montaña hasta la localidad de Ansó. Desde allí, una pista asfaltada de unos 15 kilómetros nos permite llegar, en un primer momento, al aparcamiento de Zuriza y, posteriormente, al Refugio de Linza.
Aparcamos el coche y entramos al refugio a tomar un café para despejarnos.
El día ha amanecido nublado, vemos a nuestro alrededor las montañas tapadas por densas nubes. Perspectivas poco halagüeñas aunque creemos (o, mejor dicho, deseamos) que posiblemente más tarde se despeje el día. Según las previsiones meteorológicas, únicamente puede haber alguna tormenta aislada, por la tarde. Sin embargo, eso no nos desanima, puesto que el simple hecho de caminar por el monte ya nos supone una buena desconexión del quehacer diario.
El camino comienza unos metros al noreste del refugio, atravesando unas vallas de madera. Es curioso que, a pesar de ser una ruta tan frecuentada, no exista un cartel indicador del inicio de la ruta.
Inicio del camino, por senda evidente.
Empezamos por un terreno herboso que asciende con moderada pendiente, en dirección noroeste, dejando a nuestra derecha las aguas del Barranco de Petrechema.
La senda es ancha y evidente, subimos los primeros minutos a un buen ritmo. El terreno, habitualmente de un verde intenso, parece algo apagado debido a la larga época de sequía este verano. A pesar de ello, el entorno es bonito.
Amplia senda. A nuestra derecha, el Barranco de Petrechema.
La pendiente suaviza un poco en un momento en que la senda cambia de rumbo hacia el norte, en las proximidades de la Fuente del Cubilar de Petrachema, donde sorprendemos a un gigantesco rebaño de ovejas que pastan tranquilamente.
Como ovejas por su casa.
El camino vuelve a tomar dirección este mientras gana de nuevo pendiente, dejando a nuestra derecha la Cabaña de Linza. A nuestra derecha se halla la piramidal cima de La Paquiza Linzola (2108 m), todavía respetada por las nubes. La señalamos como posible objetivo para otro día, dada su esbelta figura.
La piramidal silueta de La Paquiza Linzola.
Tras 1 hora y 20 minutos de camino llegamos al Collado de Linza. En este punto, hacia la derecha parte la senda al Petrechema. Nosotros, no obstante, nos dirigimos hacia la izquierda (norte/noroeste), en suave descenso hacia la Foya d’A Solana.
Un poco más tarde (a 1 hora y 40 minutos del inicio) nos encontraremos con un gran cartel señalizador de los desvíos a Lescún y Belagua, así como la dirección en que se encuentra la Mesa de los Tres Reyes.
Llegando al Collado de Linza.
Evidente cartel indicador, en el punto de confluencia de numerosos senderos.
Hacemos caso a la indicación, comenzando seguidamente un nuevo ascenso hacia una enorme zona kárstica, de rocas color gris claro. En este punto la niebla ya es espesa, por lo que hay que extremar la precaución: un descuido nos puede llevar a meter la pierna en una de las abundantes grietas o a caer en alguna de las profundas simas.
Por lo visto, la niebla es frecuente en esta zona, de ahí que los mojones de roca indicadores del camino sean frecuentes. Es fácil seguirlos, pero no está de más tener a mano un buen GPS, por si acaso.
La niebla otorga a esta zona un aspecto fantasmagórico, como de otro mundo. Estamos rodeados de una amplia zona rocas, salpicada de algunos árboles que parecen querer apartarse a nuestro paso. Y silencio, un silencio absoluto que lo envuelve todo.
Durante unos 15-20 minutos cruzamos el karst, a ritmo tranquilo para evitar sustos. Abordamos un breve tramo de descenso hasta llegar a un pequeño valle situado a los pies de los Picos de Budoguía.
La niebla lo rodea todo en la zona del karst.
Siluetas misteriosas, ambiente místico.

Árbol muerto con una forma característica.

Extremar la precaución por la presencia de grietas y simas.
En este momento la ruta tuerce de nuevo hacia el este, otra vez por terreno herboso, cómodo.
Con buen ritmo seguimos ascendiendo, aunque continuamente dudando de si debemos continuar, ya que la niebla es cada vez más y más espesa. El hecho de que la senda esté bien señalizada y que tenemos un GPS nos tranquiliza bastante y nos anima a seguir.
A pesar de la niebla, la senda está bien señalizada en todo momento. Continuamos ganando altitud.
A las 3 horas (aproximadamente) de ruta notamos que la capa de niebla va menguando, y que unos débiles rayos de sol empiezan a acariciar nuestra piel. Quizá, con suerte, pocos metros más arriba podamos disfrutar de un día soleado.
La senda gana desnivel por un terreno algo rocoso, hasta que llegamos a una especie de collado a unos 2350 metros de altitud. Son escasos los metros que nos separan de la cima, justo delante de nosotros.
Sin embargo, la pirámide somital de la Mesa de los Tres Reyes se muestra inexpugnable por su cara oeste. Desde este punto vemos dos opciones. Una de ellas parte hacia la izquierda (norte), y la otra rodea la cima por su cara sur. (Ver foto).
Nosotros nos decantamos por esta segunda opción, puesto que el camino parece más marcado y bien señalizado.
Aunque desde lejos parece que se puede tratar de un tramo aéreo, realmente es una senda ancha y sin exposición. Únicamente requiere superar un par de pasos con ayuda de las manos, pero sin entrañar dificultad alguna, apto para (casi) todos los públicos.
En este punto podemos tomar cualquiera de las dos opciones. La de la derecha (rodea la cara sur del pico), fácil.

En algún momento nos ayudamos de las manos; sin dificultad ni exposición.
Esta senda nos deposita en el collado que separa la Mesa de los Tres Reyes (pico principal) de la Tabla (2421 metros), donde realmente se juntan Aragón, Navarra y Francia.
Desde el collado únicamente nos queda recorrer los últimos metros por una cresta ancha que carece de dificultades.
Últimos metros a cima.
Por fin, tras 3 horas y media de camino, llegamos a la cima, a 2444 metros de altitud.
Allí nos recibe una estatua de San Francisco Javier, patrón de Navarra; así como una pequeña réplica del Castillo de Javier.
Las vistas, sin embargo, nulas. La niebla lo invade todo, sin permitirnos ver más allá de unas decenas de metros. Una lástima, puesto que el paisaje, suponemos, debe de ser hermoso.
En la cumbre pasamos aproximadamente 45 minutos, comiendo y bebiendo algo. A pesar de las nubes, la temperatura es bastante agradable, lo que invita a descansar tranquilamente.
Compartimos cima con unos simpáticos montañeros de Huesca, quienes nos toman las obligatorias fotos de cima. Conversamos animadamente durante un rato, y nos indican que el camino que ellos han utilizado para superar los últimos metros (el que rodea la cima por el norte) es bastante complicado, ya que supera un chimenea algo vertical. Así pues, nuestra opción (rodear la cima por el sur) parece bastante más sencilla.
Cima. Réplica del Castillo de Javier y estatua de San Francisco Javier.
Reemprendemos la marcha, de vuelta, por el mismo camino.
A pesar de no poder disfrutar de las vistas, disfrutamos de una jornada de naturaleza y aire libre, conversando sobre mil temas distintos y desconectando de la rutina.
El regreso no entraña dificultad ni complicación alguna, a excepción de que debemos prestar atención a las marcas del camino para no perdernos en la niebla.
En este enorme mojón abandonamos el pequeño valle para ascender a la zona kárstica (está bien señalizado).

Amplia zona de rocas grises, que contrasta con el terreno herboso del fondo.
Cuando llegamos al Collado de Linza el día parece despejar, permitiéndonos ampliar las vistas de la zona baja del valle.
Aprovechamos, pues, para tomar algunas bonitas fotografías: las nubes que juegan con la cima del Petrechema, el frondoso bosque del Barranco de Petrechema, la pequeña Cabaña de Sobrante…todos ellos con un encanto especial. 
El día parece que quiere despejar.

Cima de La Paquiza Linzola.

Algunas nubes se aferran a las montañas. Bellísimo paisaje.

Nubes jugando con la cima de las montañas.

Paseo en familia.

Cabaña de Linza, que dejamos a nuestra derecha al ascender.
Tras 7 horas y media de camino llegamos de nuevo al Refugio de Linza, donde hemos aparcado nuestro coche.
Ruta realizada.

Perfil de la ruta.
Escala MIDE de dificultad.
En conclusión, una agradable jornada de monte, en un entorno que no conocíamos pero que nos ha dejado muy buen sabor de boca. Tendremos que regresar de nuevo para conocerlo en su máximo esplendor.
¿Este otoño?
Quizá…

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