lunes, 21 de noviembre de 2016

El trekking de Laugavegur (y IV). De Emstrur a Þórsmörk

A lo largo del camino vemos grandes glaciares.
Cuarta y última etapa del trekking Laugavegur; saliendo de Emstrur y llegando a  Þórsmörk.
Distancia: 15 kilómetros.
Desnivel: -300 m.
Duración: 6 horas y 5 minutos.
Climatología: a primera hora de la mañana nublado, posteriormente mejorando hasta encontrarnos con un sol radiante y temperatura muy agradable en Þórsmörk. 
Mapa de la ruta realizada.
Sabiendo que nos espera un autobús a las 3 de la tarde en Þórsmörk, hoy nos toca madrugar. De hecho, casi todo el mundo madruga en Émstrur.
Toca otra jornada larga, de 15 kilómetros y unas 7 horas según las guías, así que ponemos nuestro despertador a las 07:30. El día amanece despejado, y nuestras ganas de caminar y descubrir nuevos paisajes siguen intactas, por lo que no nos resulta doloroso el madrugón.
Tras desayunar y ponernos a punto para la marcha, echamos a andar. Son las 08:15 aproximadamente.
Comenzamos la ruta por un terreno agreste, en terreno descendente.

Territorio glaciar, sin duda.

Nos dirigimos hacia el riachuelo que se ve en el centro de la imagen, el cual tendremos que cruzar.
En un primer momento nos dirigimos al sudeste, bajando por unos escalones al lado de la zona de acampada, hasta el cauce de un riachuelo. Tras cruzarlo, pequeño tramo de ascenso, donde encontramos un cartel en el que se indica cómo actuar en caso de erupción volcánica, puesto que nos hallamos en una zona de gran actividad.
Ahora el camino transcurre por una senda en suave descenso, por terreno herboso, destacando a lo lejos la gigantesca lengua glaciar Entujökull.
Transcurre aproximadamente media hora hasta que el camino vira a la derecha para tomar dirección sur. En este punto existe un pequeño salto de una altura de unos 3 metros, equipado con una soga que permite solventarlo sin dificultad.
Nada más soltar la cuerda llegamos al río Fremri-Emstruá, que serpentea encajonado en una pequeña garganta. Para atravesarlo cruzamos por un puente metálico situado a 9-10 metros sobre el cauce y, al otro lado del mismo, una plataforma metálica y una cadena nos permiten transitar bordeando la garganta con mayor seguridad.
Río encajonado en un pequeño cañón.

Este río sí que tiene puente para cruzarlo. Como veremos, más adelante no todos los ríos son así...
A partir de aquí el camino se dirige hacia el suroeste, por un tramo llano que bordea este mismo río, durante una media hora. Después el camino gana pendiente para remontar un pequeño collado, por rampas duras que nos hacen sudar (el sol luce radiante en este momento).
Al alcanzar el collado, la vista se hace amplia. Enfrente tenemos una vasta zona salpicada de colinas de tonos marrones y verdosos conocida como Almenningar; con el imponente glaciar del Eyjafjallajökull como telón de fondo.
Poco a poco la senda desciende por la zona de colinas, paralela al río Markarfljót y su garganta Markarfljótsgljúfur; siempre situados a nuestra derecha. Un poco más allá emerge la curiosa montaña Einhyrningur (“el unicornio”, debido a su característica silueta), de 750 metros de altitud. A sus pies se halla una coqueta cabaña utilizada por los pastores de la zona.
Algunas montañas tienen una silueta curiosa, como por ejemplo el Einhyrningur (“el unicornio”).
El camino transcurre a la izquierda de este pequeño valle (clic para ampliar).

Curiosa formación rocosa, que esquivamos por la derecha.

A nuestra derecha el cañón de Markarfljótsgljúfur.

Con un tiempo alternante entre nublado y soleado (siempre tímido el sol), vamos progresando por la zona de colinas intuyendo ya, a lo lejos, la zona boscosa a la que nos dirigimos. Se trata de un tramo algo monótono que, en nuestro caso, nos permitió disfrutar del vuelo de una pareja de gansos justo por encima de nuestras cabezas.
Tras algo más de una hora y media de continuos subeybajas finalmente alcanzamos la cima de una colina algo más alta, tapizada de hierbas de tonos verdosos y rojizos. Desde aquí la vista es espectacular, con un frondoso bosque a nuestros pies, del cual nos separa el cauce del río Þrongá.

Los primeros arbustos nos hacen pensar que nos aproximamos a una gran zona verde...

... aunque continuamos caminando por arena negruzca.

Inmensos glaciares.

Senda muy evidente, como a lo largo de toda la ruta.

Paisajes inmensos en Islandia.
Se trata de otro río sin puente por el que cruzar, siendo realmente el paso más complicado de todo el recorrido. Con unos 40-50 centímetros de profundidad y una corriente algo mayor que los previos, exige verdadera precaución.
Esta vez sí que nos lo pensamos mejor antes de cruzar, intentando descubrir con la mirada un lugar relativamente seguro para cruzar.
El paso requiere, en época de deshielo, prácticamente quitarse los pantalones para evitar que se mojen, puesto que el agua supera con creces la altura de las rodillas.
Ayudados por nuestros bastones y con paso lento pero firme, cruzamos uno a uno las gélidas aguas de este río. Sin duda, el punto más peligroso de toda la ruta (el único, a fin de cuentas).
La gente se lo piensa... por algo es el paso más complicado del camino.
Una vez superado este obstáculo, el paisaje cambia espectacularmente.
Remontando el pequeño valle donde se sitúa el río accedemos a una zona atípica en Islandia, puesto que está poblada por numerosas plantas y árboles. Se trata de la zona de Þórsmörk (bosque de Thor); un auténtico vergel al final de nuestro desértico recorrido.
El camino serpentea por este paradisiaco oasis, transcurriendo durante aproximadamente 15 minutos por una estrecha senda que después se convierte en una pista algo más ancha.
¿Alpes? No, Islandia.

Detalle de las flores.
Pronto encontramos carteles informativos, indicando los posibles destinos finales de nuestra ruta.
Nosotros escogemos finalizarla en Langidalur, por lo que nos desviamos a la izquierda.
En este momento el sendero gana pendiente para ascender una colina desde la cual se intuye ya el valle donde termina nuestra aventura. Desde la cima de dicha colina hasta el refugio de Þórsmörk simplemente nos restan unos 10 minutos de descenso, por un sendero algo más transitado por los turistas que han decidido pasar el día en la zona.
Cruce de caminos.

Si queremos volver...ya sabemos por dónde ir.

Últimos metros del camino :(
Un refugio, merenderos, baños, duchas…nuestro destino final es un lugar típico de fin de semana para los islandeses.
Tras algo más de 6 horas de jornada damos por concluida nuestra aventura, en un entorno espectacular, y con un sol radiante dándonos la bienvenida.
El área de Þórsmörk es un gigantesco valle cerrado al este por el glaciar Myrdálsjökull, y al sur por el Eyjafjallajökull, con lenguas que llegan prácticamente a nuestros pies. De allí parten numerosas rutas (entre ellas la que hemos realizado en sentido contrario; así como la posible prolongación de la nuestra hasta Skögar).
Aprovechamos que todavía es pronto (nos queda más de una hora hasta que llegue el autobús), para inmortalizar el momento, disfrutar del buen tiempo en la zona (reconociendo lo afortunado de no haber padecido la lluvia en ningún momento) y para comer nuestras últimas reservas.
Finalmente, nos despedimos del Laugavegur montándonos en un autobús 4x4 que nos llevará de nuevo a la estación BSI de Reykjavik.
Un sol radiante nos recibe en Þórsmörk.

Espectaculares vistas a nuestro alrededor.

4 comentarios:

  1. Excelente reportaje. Es la mejor página descriptiva de esta ruta, y está en español.
    Pregunta: pretendemos hacer esta ruta a finales de agosto, SÓLO en DOS ETAPAS. La primera Landmannalaugar-Alftavatn (24 km) y la segunda Alftavatn-Thorsmörk (31 km). Estamos acostumbrados a caminar y en buena forma, pero no somos aventureros. ¿Os parece excesivo?.
    La razón es evitar caminar más días con más peso, por culpa de la comida. En Thorsmörk hay restaurante y posada... Gracias. Esteban.

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    1. Hola, Esteban, en primer lugar agradecerte el comentario. Bueno, si estáis en buena forma y habituados a caminar bastante, factible sí que parece. Pero tened en cuenta que el primer día tendrá bastante desnivel positivo. En cuanto al tiempo necesario para cada jornada, nosotros caminábamos sin prisa, tomando muchas fotos y parando con frecuencia. Tened en cuenta que, en el mes de junio, no se llega a hacer de noche, por lo que eso no os ha de preocupar. De todas formas, pienso que vale la pena (aunq carguéis más peso en la mochila), hacerlo en más jornadas porque hay paisajes maravillosos de los que disfrutar. Un saludo!

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    2. He releído y he visto que es a final de agosto...vigilad horas de luz y temperaturas!!

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    3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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