miércoles, 26 de abril de 2017

Viaje de 10 días a Sri Lanka. La ruta realizada

Nuestra infografía sobre la ruta realizada y los medios de transporte empleados.
Acabábamos de llegar de nuestro viaje a Vietnam y se nos planteaba un reto mayúsculo: teníamos comprados los billetes a Sri Lanka y tan solo 3 semanas para preparar todo el viaje, desde cero.
Y, como nosotros somos culos inquietos y nos cunden mucho los días, nos planteamos un viaje muy intenso recorriendo la mayor parte de los lugares interesantes de Sri Lanka. ¡En sólo 10 días!
Pero claro, tenemos que reconocerlo: 10 días son MUY justos para ver Sri Lanka. No teníamos ni un día de descanso; cualquier problema de salud, retrasos con el transporte o incluso un día lluvioso podría dar al traste con nuestro plan. 
Prácticamente como nómadas, hasta en la playa con "la casa a cuestas".
A nuestro favor estaba el hecho de que en Sri Lanka no existen grandes urbes en las que pasar varios días; sino que prácticamente todos los lugares se pueden visitar en una sola jornada. Además, las actividades en la naturaleza (safari, excursiones por la montaña…) requerían madrugar muchísimo, por lo que los días “se alargaban” notablemente.
En un primer momento, tal y como  habían hecho muchos de los blogueros que habíamos leído y también algunos de nuestros amigos, habíamos pensado en movernos por Sri Lanka en un coche con conductor. El problema del precio y, sobre todo, de tener que ir a todos los sitios con un “guía”, nos llevaron a replantearnos esto. Finalmente, salvo alguna pequeña excepción, nos movimos en transporte público, rodeados de ceilaneses y todo nos salió a pedir de boca.
El autobús es, sin duda, la manera de movernos por Sri Lanka que más nos gustó.
NUESTRA RUTA POR SRI LANKA EN 10 DÍAS
Día 1 y 2: tras los vuelos Madrid – Dubai y Dubai- Sri Lanka, llegamos al Aeropuerto de Negombo a las 18:00h. Tras el papeleo, retrasos con las mochilas, cambiar dinero y demás… se hacen casi las 20:00h, y es de noche. Estamos cansados y la única manera que encontramos para ir a Galle fue en coche con conductor.
Día 3: por la mañana visitamos la ciudad de Galle. De allí en autobús hasta la playa de Unawatuna; después en tuk tuk hasta Mirissa haciendo una parada intermedia en la playa de Koggala para ver a los pescadores zancudos. Seguimos en autobús hasta Tangalle, y de allí en tuk tuk hasta nuestro alojamiento en la playa de Rekawa. Por la noche, excursión a la playa para ver a las tortugas.
Largas playas de arena fina y fuertes corrientes.
Día 4: por la mañana damos un agradable paseo por las paradisiacas playas de Rekawa. Después nos dirigimos a la ciudad de Tissa, visitando sus blancas dagobas y recorriendo su enorme lago al atardecer.
Colorida estampa en Tissa.
Día 5: nos levantamos a las 03:30 para hacer un safari por el Yala National Park. Por la tarde desplazamiento a Ella, donde visitamos una fábrica de té.
Elefante en el Yala National Park.
Día 6: subida al Mini Adam’s Peak. Después, viaje en el panorámico tren desde Ella hasta Hatton, una de las mejores experiencias del viaje. De Hatton nos trasladamos a Dalhousie en autobús, donde dormimos.
Magníficas vistas desde lo alto del Mini Adam's Peak.

Campos de té vistos desde el tren que nos llevó de Ella a Hatton.
Día 7: nos levantamos a las 01:45 para subir al Adam’s Peak y disfrutar del amanecer desde la cima de esta montaña sagrada. Tras el descenso volvemos a Hatton en autobús y, desde allí, en tren hasta Kandy. En Kandy vemos un espectáculo de danzas típicas y conocemos un poco la ciudad.
Primeros escalones del descenso del Adam's Peak. Mil metros de desnivel, más o menos.
Día 8: recorremos Kandy y celebramos el día de la poya con los ceilaneses, visitando el Templo del Diente de Buda. Por la tarde autobús hasta Dambulla, donde llegamos casi a la hora de cenar.
Ceilaneses orando en el Templo del Diente de Buda, en Kandy.
Día 9: pronto por la mañana salimos hacia Polonnaruwa, donde recorremos en bicicleta sus antiguos templos. Regresamos a Dambulla a media tarde, y visitamos sus espectaculares cuevas.
Uno de los templos de Polonnaruwa.
Día 10: el último día no podía ser menos y nos preparamos para la gran maratón. Madrugamos para ir a Sigiriya, y afrontamos el vertiginoso ascenso hasta la cumbre de su enorme roca. Regresamos al mediodía a Dambulla, para volver al aeropuerto de Negombo en autobús (tras varios transbordos…). Llegamos al aeropuerto de noche y sin un gramo de energía, quedándonos dormidos en el suelo durante 5 horas.
En lo alto de la gran roca de Sigiriya.
¡¡BONUS!!: tenemos escala de 6 horas en Dubai y sacamos fuerzas para hacer una pequeña escapada.  

Como veis, fue un viaje vibrante, en el que no tuvimos prácticamente ni un minuto de descanso. La ventaja es que pudimos conocer gran parte de la isla en tan solo 10 días; aunque pensamos que para hacer esta ruta lo ideal sería añadir un par de días más: posiblemente uno para pasear por los campos de té en los alrededores de Ella, y otro para disfrutar de las playas del sur (Rekawa, Tangalle, Mirissa, etc…).
Por el contrario, hay lugares interesantes de Sri Lanka que no pudimos visitar; como por ejemplo las Llanuras de Horton (cerca de Nuwara Eliya) y las ruinas de Anuradhapura. En caso de disponer de más días también se podría visitar la península de Jaffna (al norte) y algún otro parque nacional.
En conclusión, fue una ruta muy intensa pero que nos permitió descubrir uno de nuestros (a partir de ahora) destinos favoritos. Proximamente, en el blog, lo iremos detallando día a día.
Curioso templo (Golden Temple) en Dambulla.

lunes, 24 de abril de 2017

Preparativos para el viaje a Sri Lanka y pequeña introducción

Sonrientes en Sigiriya.
Sri Lanka, la antigua Ceilán, la isla de los mil nombres. La lágrima de la India, dicen algunos; nosotros preferimos considerarla como la Perla del Índico. Exótica, misteriosa y fascinante, Sri Lanka ofrece al viajero playas kilométricas, tierras altas con campos de té, gente amable y una gastronomía realmente sabrosa.
¿Por qué nos decidimos por Sri Lanka? Tenemos que ser sinceros y decir que, en un primer momento, no estaba entre nuestros destinos pensados. Pero varios amigos la habían visitado recientemente (trayendo excelentes referencias) y nos encajaba a la perfección con los 10 días que teníamos de vacaciones, así que… ¡adelante!
Viaje en tren por las tierras altas de Sri Lanka.
 
UN POCO SOBRE SRI LANKA
La República Socialista de Sri Lanka es una isla con forma de lágrima situada al sudeste de la India, en el Golfo de Bengala. Tiene una superficie de algo más de 65000 km2, y una población de, aproximadamente, 20 millones de ceilaneses. (Nota: el término correcto es ceilaneses, ceilandeses o esrilanqueses. Cingaleses se refiere solo a los de esta etnia, sin tener en cuenta a la minoría tamil, que representa el 9% de la población). 
El budismo es mayoritario en la población (70%); sin embargo, también están representados el hinduismo, el cristianismo y el islam.
La isla posee 1340 kilómetros de costas y es, en su mayor parte, llana. Sin embargo, en el centro de Sri Lanka se elevan las verdes y fértiles “tierras altas”, donde proliferan campos de té.  Algunos picos en la zona superan los 2000 metros de altitud, siendo los más relevantes el  Pidurutalagala (2524 metros de altitud) y el Adam’s Peak, este último considerado sagrado por los ceilaneses.
Sri Lanka en el mapamundi. Foto tomada de es.wikipedia.org
El clima de Sri Lanka es tropical y húmedo, aunque con gran variabilidad entre sus zonas costeras y las zonas centrales altas (mucho más frías). Se podría dividir el año en cuatro periodos: la temporada monzónica en el sudoeste (mayo a septiembre), la temporada monzónica en el nordeste (diciembre a febrero) y las dos épocas intermonzónicas. Los meses más calurosos son, generalmente, marzo y abril.
Sri Lanka alberga, a pesar de su pequeño tamaño, una cantidad y variedad de fauna y flora realmente llamativa. El 15% de su territorio está protegido, y en algunos de sus parques nacionales podemos contemplar fácilmente sus animales más emblemáticos: elefantes, leopardos, cocodrilos, monos… No podemos olvidar tampoco su gran variedad de aves (garzas, ibis…) y de reptiles (cobra, pitón, varanos…). 
"Stilt fishermen", o lo que es lo mismo: pescadores subidos a un palo, típicos (antaño) de la costa sur de Sri Lanka.
Se cree que los primeros habitantes de Sri Lanka provenían del norte de la India, eran buenos comerciantes y exportaban canela a Egipto. El primer reino cingalés se forjó con la llegada a la isla del príncipe indio Vijaya, en el siglo IV a.C.  El budismo entró en Sri Lanka en el siglo III d.C; en los siguientes 1200 años se produjeron sucesivas invasiones desde la India, por parte de los tamiles o por reyes cingaleses. Estos dos grupos étnicos presentaban notables diferencias culturales y políticas, por lo que su relación nunca fue buena.
A partir de 1505 los portugueses colonizaron la isla; posteriormente ésta fue controlada por holandeses y más tarde por los británicos, quienes le otorgaron el nombre de Ceilán (Ceylon) en 1802.
Ceilán consiguió su independencia en 1948 y, en 1972, cambió su nombre al actual Sri Lanka. Pero poco después, en 1983, tras unos duros enfrentamientos en la península de Jaffna donde fueron asesinados 2000 tamiles, comenzó una guerra civil que no finalizó hasta 2009.
En el año 2004 una nueva desgracia afectó a la isla. El gran tsunami del sudeste asiático de ese año se cebó especialmente con Sri Lanka; las costas sur y este fueron las más dañadas, en algún punto el mar entró hasta 2 kilómetros en tierra. Perecieron unas 30000 personas y más de un millón y medio tuvieron que huir de sus hogares. 
Monje budista en Polonnaruwa.
En los últimos años Sri Lanka ha vivido un espectacular auge económico, con una notable mejoría de sus infraestructuras, pasando a ser un destino turístico emergente. Son cada vez más los viajeros de todo el mundo que quieren acercarse a este maravilloso país para conocer su historia, sus monumentos (tiene ocho lugares considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), su naturaleza, su gastronomía y la amabilidad de sus gentes.
A nosotros no nos cabe duda de que merece muchísimo la pena.
 
LOS PREPARATIVOS 
Vuelo: no existen vuelos directos desde España hasta Sri Lanka. Hay que hacer como mínimo una escala; los vuelos cuestan, generalmente, a partir de 600€. En nuestro caso hicimos Madrid-Dubai-Colombo y Colombo-Dubai-Madrid.
Vacunas/salud: no exigen vacunas obligatorias. Pero hay que tener las vacunas de rutina y es deseable estar vacunado de hepatitis A y fiebre tifoidea. Según las guías americanas (actualizadas en 2016) no se requiere profilaxis contra la malaria; según las recomendaciones españolas (2015) el riesgo es limitado y únicamente necesitamos evitar las picaduras de msoquitos. No olvidar que debemos beber siempre agua embotellada y evitar, en la medida de lo posible, alimentos crudos.
Exultantes tras descender los más de mil metros de desnivel del Sri Pada, montaña sagrada de Sri Lanka.
Época del año para viajar: como ya hemos comentado antes, existen dos temporadas de monzón (mayo a septiembre en el sudoeste y diciembre a febrero en el nordeste) y en marzo-abril es la época más calurosa. Dado que las zonas más visitadas están en el cuadrante sudoeste del país, parece lógico pensar que la peor época es de mayo a septiembre. Nosotros fuimos en enero y el tiempo fue ideal, sin lluvias y con temperaturas cálidas pero soportables.
Documentación: necesitamos pasaporte con una validez de al menos 6 meses. Además, se requiere un visado electrónico (llamado ETA, se obtiene en la web www.eta.gov.lk ) que nos permite la entrada al país por un máximo de 30 días y cuesta 35$. Se hace todo online, fácil, y llega al correo electrónico en poco tiempo (hay que llevar impreso dicho correo, aunque la verdad es que luego no nos lo pidieron).
Dinero: la moneda de Sri Lanka es la rupia ceilanesa (LKR). El cambio es, aproximadamente 1€ = 150-160 LKR. En algunos sitios aceptan dólares. 
Seguro: el seguro nos costó unos 45 € por persona (teníamos un 5% de descuento por haberlo contratado a través de algún blog de viajes). 
Festividad de la poya, en Kandy.
Ropa y material: decidimos ir con lo mínimo posible, puesto que teníamos que dormir cada noche en una ciudad y hacer numerosos trayectos en bus, tuk-tuk, etc…
-    Mochila grande (55 litros).
-    Pequeña mochila plegable e impermeable multifunción (nos vino de maravilla).
-    Ropa interior.
-    Camisetas.
-    1 pantalón largo transformable.
-    2 pantalones cortos.
-    Pantalón largo ancho traído de Tailandia (pijama/paseo/relax).
-    Chubasquero.
-    Abrigo plegable (imprescindible para la subida al Sri Pada, hacía muchísimo frío).
-    Chanclas ducha/playa.
-    Sandalias.
-    Zapatillas trekking.
-    Bañador.
-    Toalla súper absorbente.
-    Gafas de sol.
-    Frontal.
-    Botiquín (con antibióticos, y demás…)
-    Móvil y cargador.
-    Cámara de fotos, batería de repuesto, trípode y cargador.
-    Paraguas (de los plegables, no llegamos a usarlo).
-    Crema solar, repelente de mosquitos.
-    Bolsa ropa sucia.
-    Neceser (con lo básico).
-    Libreta/diario y bolígrafos.
-    Monedero oculto, tipo cinturón (nuestra queridísima riñonauer).
-    Pasaporte, copia del seguro, billetes de avión, papeles del visado.
-    Papeles de reserva de alojamientos.
-    Almohada hinchable para el viaje en avión.
-    Adaptador para el enchufe.
-    Libro de lectura.
-    Guías de Sri Lanka.
-    Dinero.

Ahora ya conocemos un poquito más sobre Sri Lanka y sobre qué tenemos que tener en cuenta para preparar un viaje a este bonito país. A partir de la próxima entrada en el blog, la ruta realizada, el presupuesto y mucho más. 
Vistas desde la cima del mini Adam's Peak, en Ella.