lunes, 23 de enero de 2017

Viaje a Vietnam. Sapa: trekking entre arrozales

Una anciana de la etnia hmong muestra una radio recién adquirida a algunos de los vecinos de su localidad.
La ciudad de Sapa, situada al noroeste de Vietnam, es una de las paradas más habituales en cualquier viaje a Vietnam. Se encuentra a 1600 metros de altitud, entre verdes montañas y campos de arroz, y es un lugar excelente para los amantes del senderismo. Además, la presencia en la zona de diversas etnias (hmong, dao do…), hace de su visita una experiencia todavía más interesante.
Sin embargo, el aumento exponencial del turismo (de unas pocas centenas al año en la década de los 90 a más de 150000 en la actualidad) está haciendo que esta región remota pierda gran parte de su autenticidad. A pesar de los precios elevados (intentando cobrar por casi todo) y que la zona está pelín masificada, todavía podemos encontrar algún momento de tranquilidad perdiéndonos por alguno de sus escondidos caminos. He aquí nuestra experiencia:
Llegamos a la localidad de Lao Cai a las 06:20 de la mañana, en el tren nocturno desde Hanoi. El viaje ha sido tranquilo aunque no hemos descansado del todo bien por el traqueteo del tren.
Una vez bajamos del tren, todos los extranjeros somos abordados por decenas de personas que nos ofrecen el servicio de furgoneta privada a Sapa. En el tren nos pedían 100000 dongs/persona (4€); sin embargo, negociando con uno de los hombres que nos reciben, conseguimos el trayecto por 50000 dongs por persona (2€). Más tarde nos enteramos de que, nada más salir de la estación, a la izquierda, hay unos autobuses amarillos que realizan el mismo recorrido por 30000 dongs. 
A nuestra llegada a Lao Cai, decenas de personas nos esperan para ofrecernos el servicio de furgoneta a Sapa.

Buenos (y borrosos) días. Mantenemos la sonrisa a pesar de haber dormido más bien poco.
Así, pues, montamos en la furgoneta 9 personas (¡cada una a un precio distinto!) y nos dirigimos a Sapa por una carretera tremendamente sinuosa. El trayecto dura aproximadamente una hora, en un entorno hermoso aunque parcialmente cubierto por nubes bajas.
La furgoneta nos deja en la plaza principal de Sapa. Nada más bajar, unas 15-20 mujeres de la etnia hmong nos ofrecen, insistentemente y con un buen inglés, alojamiento o contratar con ellas un trekking por la zona.
Preferimos tomarnos la cosa con tranquilidad e ir al hotel, situado a unos 5 minutos caminando de la plaza, por una calle con bastantes restaurantes y tiendas. Llegamos al hotel Phuong Nam y, tras dejar nuestras maletas en la habitación, decidimos contratar con ellos un trekking con guía por las localidades de Ta Van y Lao Chai (300000 dongs por persona, unos 12€).
Hemos quedado con el guía a las 09:30, así que aprovechamos para desayunar unos noodles de ternera y pancakes de chocolate justo enfrente del hotel.
Noodles de ternera y café con leche. El desayuno de los campeones.
El guía, acompañado de unos 9-10 viajeros más, acude puntualmente a su cita. Montamos en una furgoneta que nos lleva, por una carretera en mal estado, unos 7-8 kilómetros en dirección este. Bajamos de la furgoneta y comenzamos a caminar por una pista estrecha, aunque asfaltada. Pronto se unen al grupo unas 12 mujeres de la etnia hmong, quienes tímidamente se acercan a nosotros y nos preguntan el nombre, de dónde venimos, etc… Resulta curioso que tengan un inglés bastante más digno que el del guía.
Las archiconocidas terrazas de arroz del valle de Sapa.

Ya desde el inicio de la ruta el paisaje es bonito, aunque algo empañado por la neblina.

En un primer momento nuestras acompañantes nos ofrecen conversación y se muestran interesadas en conocernos.
Descendemos hacia el fondo del valle, llegando a la localidad de Lao Chai. El paisaje, compuesto por verdes montañas y las típicas terrazas de arroz, no se muestra en todo su esplendor ya que la neblina y las nubes bajas nos impiden verlo en su totalidad.
Recordad: en la zona de Sapa hace fresquito, ¿eh? .
Preciosas las terrazas de arroz.
Las primeras tres horas de ruta transcurren por un camino fácil, con suaves ascensos y descensos, por terreno asfaltado. Atravesamos un par de aldeas, deteniéndonos a ver las escuelas, lugares de artesanía… Las mujeres hmong siguen con nosotros, aunque ya simplemente paseando a nuestro lado.
Saltando a la comba en el colegio.

Niños jugando con una especie de canicas.
Nuestras acompañantes durante el camino.
Hacemos un alto en el camino para comer algo en un pequeño restaurante. Arroz, tofu, pollo y verdura componen el menú.
En algunos momentos las nubes parecen desaparecer y nos dejan ver las montañas del entorno.

Aprovechando un descanso para tejer.
Una vez recuperadas fuerzas seguimos la marcha. A partir de ahora la cosa se complica, puesto que durante un rato caminamos por medio de las terrazas de arroz, en un terreno con charcos y resbaladizo por el barro. En este momento las mujeres hmong ayudan a algunos de los turistas a superar con éxito los pasos más complicados. Parece increíble que se muevan con tanta soltura por un terreno tan resbaladizo con unas simples chanclas de plástico mientras los turistas, equipados con botas de montaña, lo pasan mal en el barro. 
Durante un rato caminaremos por los resbaladizos bordes de las terrazas.
Detalle de los coloridos pañuelos.
Nos encontramos ahora en el otro lado del valle, y ascendemos primero por un terreno boscoso y posteriormente atravesamos durante un rato un bosque de bambú. El día es frío y nuboso(a recordar: en Sapa hace mucho frío, hay que llevar ropa de abrigo), pero vale la pena realizar esta ruta. Posiblemente, en días soleados sea mucho más espectacular.
Rodeados de campos.

Lástima del día nublado, ya que el paisaje es espectacular.

En el bosque de bambú.
Al poco de salir del bosque de bambú llegamos a una cascada, desde la que disponemos de unas vistas más que notables. El valle es amplio, salpicado de pequeñas aldeas rodeadas de terrazas de arroz. Paramos durante un rato a disfrutar del paisaje antes de descender de nuevo hasta llegar al río principal y dar por finalizada la ruta.
Las vistas desde la cascada (dicha cascada, vista desde arriba, no es nada del otro mundo...)
Es entonces cuando las mujeres hmong pasan realmente a la acción. De repente, todas avasallan a los turistas intentando vender los productos de artesanía que han llevado en los cestos de su espalda durante todo el camino. A pesar de nuestra constante negativa, no cejan en el empeño y nos ofrecen insistentemente pañuelos y demás objetos decorativos. Aquellos viajeros que han sido ayudados durante el camino (realmente había tramos en los que era fácil resbalar) se sienten “en deuda” con las mujeres y les compran bastantes cosas. Parece que esto funciona así: se ganan la confianza del turista para que posteriormente sea más fácil que les compren algo.
NOTA: vimos varios carteles en la zona en la que las autoridades de la zona piden a los viajeros que no compren a la gente que ofrece sus productos en la calle.
Nada más acabar la ruta comienza la compra-venta de productos de artesanía.

Cruzando un puente colgante en buena compañía.
Esperando pacientemente.
Regresamos a Sapa en furgoneta, algo cansados aunque satisfechos de la bonita ruta realizada.
Una vez en la ciudad vamos al hotel a ducharnos y dormir una merecida siesta. Al levantarnos decidimos salir a pasear un poco por Sapa. El frío es notable, quizá por ello la mayor parte de las tiendas venden ropa de montaña. Destacan, sin duda, las chaquetas marca North Face que venden en prácticamente todas las tiendas. A pesar de que se trata de probables falsificaciones, la verdad es que resulta realmente difícil asegurarlo al 100% porque el nivel de detalle es increíble. Nosotros decidimos comprar alguna y realmente cumple su función de abrigarnos en la gélida noche de Sapa.
Cenamos el restaurante Little Sapa, que nos habían recomendado. Los noodles con vegetales y el pollo al curry están deliciosos, así que nosotros lo recomendamos también.
Tras la cena, sobre las 21:00, regresamos al hotel para descansar.
Las calles de Sapa ya de noche, repletas de tiendas y restaurantes.

2 comentarios:

  1. Allá ruta es muy similar en paisaje a la de Myanmar al lago inle, incluso los pañuelos de la cabeza tan coloridos....y los paisaje.... campos de arrozales.... me encantó!!
    En nuestro caso fuimos en época de sequía, cero vegetación y todo árido, pero la experiencia increíble.
    Genial chicos!!
    Saludos desde #zapatillasporelmundo!!!

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    1. Hola Ana! Pues precisamente a Myanmar le tenemos muchííííííísimas ganas!!! Supongo que no tardaremos demasiado en dejarnos caer por allí ;)
      Un saludo!!! Con botas (o zapatillas) y mochila por el mundo :)

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