martes, 23 de agosto de 2016

De Chamonix a Ginebra (II). Recorriendo el Lago Leman.



Linsay nos ha vuelto a preparar un delicioso desayuno, similar al de ayer.
Rehacemos nuestras mochilas y cogemos el coche de alquiler para realizar un bonito trayecto durante todo el día, rodeando el Lago Leman hasta llegar de nuevo al Aeropuerto de Ginebra.

Recorrido realizado de este a oeste: Château de Chillon, Vevey, Saint Saphorin, Laussane, Morges y vuelta al aeropuerto.




Atravesamos el valle de Chamonix en dirección hasta Martigny, ya en Suiza. Conducimos por unas serpenteantes carreteras de montaña, aunque anchas y con buen firme. Da gusto conducir por aquí.
Al llegar a Martigny nos tenemos que desviar hacia el norte, en dirección a Montreux y Laussane, para alcanzar las orillas del Lago Leman.
Podemos tomar una cómoda autopista para realizar todo el recorrido, no obstante la carretera que transcurre pegada al lago tiene un encanto mucho mayor.
Nuestra primera parada es en el Château de Chillon, situado en la comuna de Veytaux. Se trata de un castillo cuyas primeras construcciones comenzaron en el siglo X. Ocupado por la Casa de Saboya y posteriormente por los berneses, sirvió durante el siglo XIX como inspiración a numerosos escritores, entre los que destacan Dumas, Rousseau, Victor Hugo y Lord Byron. Este último visitó el castillo en 1816, y estampó su firma en una de las columnas de un sótano del castillo. 
El Château de Chillon actualmente es una importante atracción turística, con unas 300000 visitas al año. La visita nos cuesta 12,50 francos suizos (10,50 con carnet de estudiante), más otros 6 por la audioguía. Paseamos por los numerosos salones del castillo durante unas dos horas bastante entretenidas.

El Château de Chillon, situado en una pequeña isla sobre el Lago Leman.

Interior del castillo.

No tenían malas vistas desde el castillo, no.

Château de Chillon, Lago Leman y las montañas nevadas al fondo.


Seguimos la ruta, deteniéndonos en Vevey, una ciudad con un bonito paseo a orillas del lago Leman. Aprovechamos para comer algo y hacernos  unas fotos con el lago de fondo. La ciudad es conocida por “el tenedor”, una obra de arte consistente en un tenedor de grandes dimensiones “clavado” en el lago. Enfrente de esta escultura se encuentra la estatua de Charles Chaplin, quien vivió cerca de allí unos años. Vemos, por fuera, el Alimentarium, el primer museo del mundo dedicado a la alimentación. Caminamos un poco por el animado paseo y la plaza del Mercado (con su famosa “Grenette”), antes de tomar el coche de nuevo.

"La fourchette" (el tenedor), clavado en el lago.
Estatua de Charles Chaplin.
Vevey, una ciudad idílica.

La carretera nos lleva por la orilla del lago, dejando a nuestra derecha a los viñedos en terraza de Lavaux, Patrimonio de la Humanidad según la Unesco. Nos detenemos unos minutos en un pueblo muy tranquilo llamado Saint Saphorin, a tomar alguna fotografía.

Los viñedos en terraza de Lavaux, Patrimonio de la Humanidad.
La siguiente parada es en Laussane, la segunda ciudad más grande del lago Leman. Merece la pena una visita a la catedral y recorrer el casco antiguo. No nos entretenemos demasiado en esta ciudad,  puesto que  no vamos muy bien de tiempo y, palabras literales de un simpático camarero, no hay mucho más que ver.

Tejados de Laussane.
Una visita a la catedral merece la pena.
Enormes vidrieras.
 El camarero, sin embargo, nos recomienda que en nuestra ruta hacia Ginebra hagamos una parada en Morges. Es una tranquila ciudad en la que aprovechamos para dar un relajado paseo mientras nos comemos un helado. Como durante todo el día, las vistas del lago Leman con las montañas al fondo son espectaculares.   


Hermoso día en Morges.
Floreado paseo a orillas del lago.
Calle comercial en Morges, tranquila a estas horas de la tarde.

Tenemos que devolver el coche de alquiler a las 20:00h en el aeropuerto de Ginebra, así que de Morges salimos en dirección al aeropuerto por la autopista. Para encontrar el aparcamiento no tenemos ningún problema, ya que está todo perfectamente señalizado. Incluso hay una gasolinera allí mismo donde poder llenar el depósito. Organizado todo perfectamente, sin duda.
Una vez en el aeropuerto nos dirigimos en autobús al centro de Ginebra. Tomamos la línea 10 (3 euros el trayecto, el billete se compra en una máquina expendedora que está en todas las paradas),  llegando a la zona de nuestro hotel en unos 15-20 minutos.
Nos hospedamos en el hotel Ibis Style Geneve Mont Blanc, situado a tan solo 5 minutos del puente del Mont Blanc, en una zona de bares y restaurantes (a 20 minutos del casco antiguo, más o menos). El hotel, aunque caro como todo en Ginebra (142 euros la noche, habitación doble con desayuno), está muy bien. Nos entregan allí mismo una tarjeta con la que tenemos incluido todo el transporte público de la ciudad de forma gratuita, mientras dure nuestra estancia. Viendo los precios del autobús, es un buen “regalo”. También tenemos, en la zona de recepción, café, té y agua durante las 24 horas.
Está anocheciendo, así que nos acercamos a ver el gran Jet d’Eau en el lago, posiblemente el símbolo más conocido de la ciudad.

Jet d'eau al anochecer.

Cenamos cerca del hotel, en un restaurante italiano. Los platos, por esta zona, cuestan en torno a 20 francos. El nuestro es enorme, no lo podemos acabar, así que nos lo dan para llevar en unas pequeñas cajitas de cartón. Ya tenemos comida para mañana.
Regresamos al hotel pronto, con la idea de madrugar al día siguiente.

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