domingo, 12 de febrero de 2017

Viaje a Vietnam. Visita a Tam Coc: navegando en silencio.

Enorme paisaje desde el mirador de Hang Mua, en las proximidades de Tam Coc.
Situado a unos pocos kilómetros de la ciudad de Ninh Binh, Tam Coc es un pueblo tranquilo, articulado en torno a la carretera principal. A pesar de no estar todavía masivamente explotado por el turismo, podemos encontrar hoteles y restaurantes de todo tipo (y precio), aunque sin perderse la esencia del Vietnam rural.
Muchos viajeros hacen excursión en el día desde Hanoi o desde la ya citada Ninh Binh, para recorrer el fabuloso río Ngo Dong y visitar los templos y cuevas de los alrededores.
Si bien nos parece una opción válida el ir en el día, por nuestra experiencia creemos que pasar al menos una noche en este rincón rural de Vietnam merece mucho la pena. Ambiente tranquilo, agradable y con buena comida, alejado de las ciudades caóticas o la masificada bahía de Halong.
Sin duda, el pasear en barca por el río Ngo Dong, entre verticales montañas calizas y verdes arrozales, es la experiencia estrella de Tam Coc. Disfrutar de este momento justo al amanecer, antes de que llegue la ingente cantidad de turistas de viajes organizados es algo fundamental. Navegar por el río tranquilamente, en silencio y en soledad, no tiene precio.
Además del paseo en barca, en los alrededores de Tam Coc existen varios puntos de interés, a los cuales se puede ir en bicicleta (opción que también recomendamos). Por ejemplo, la zona de Bich Dong, con sus tres pagodas del siglo XV, se halla tan solo a un par de kilómetros. O el espectacular mirador de Mua Cave, a unos 5 kilómetros. Algo más alejados están el complejo budista de Chua Bai Dinh y la ciudadela de Hoa Lu.
Para nosotros fue, sin duda, uno de los mejores destinos de nuestro viaje.
¿Y nosotros, qué hicimos en Tam Coc?
Tras el periplo para llegar desde la bahía de Halong, en un autobús repleto de vietnamitas, por fin llegamos a la pequeña localidad de Tam Coc, ya de noche.
Nos alojamos en el hotel Nam Hoa, bien situado y más que decente. Dejamos las mochilas y enseguida nos disponemos a conocer un poco el pueblo. Según hemos leído en algunos sitios de internet, existe un pequeño restaurante familiar donde sirven unos rollitos deliciosos. Allí que nos dirigimos. Se trata del Minh Toan Father Cooking Restaurant, donde degustamos (sin dudarlo) los rollitos, así como noodles con gambas y sopa de noodles con cabra (la cabra es uno de los platos típicos de la zona). Internet no se equivocaba: si pasáis por Tam Coc no dudéis en acercaros a este pequeño establecimiento.
Tras la cena nos vamos pronto a dormir, que toca madrugar (y valdrá muchísimo la pena).
Los mejores rollitos que probamos en Vietnam. Uhmsssssssss
Son las 06:30 y está comenzando a amanecer, pero nos levantamos de la cama sin nada de pereza. Tenemos que desayunar (nos ponen un variado desayuno con frutas espectaculares) para ir pronto a coger el paseo en barca.
Desde el hotel a la plaza principal de Tam Coc nos separan unos 300 metros. A esta hora de la mañana hace fresco, así que una chaquetilla no nos viene nada mal. Cuando llegamos al lago en el que están aparcadas las barcas, sobre las 07:20, vemos que no hay nadie. 
Decenas de barcazas metálicas esperan a los turistas, a primera hora de la mañana.
Nos acercamos a la taquilla, ya abierta, y preguntamos precios. 150000 dongs por la barca (6€) más 120000 dongs (4,80€) por persona por la “entrada” al parque. Este precio, por lo que habíamos leído previamente, parece subir año a año…Es lógico que intenten hacer negocio; nos pareció caro pero, sin duda, mereció muchísimo la pena.
Subimos a la parte delantera de la barca, puesto que en la trasera irá una mujer vietnamita que será la que reme y nos guíe por el río. Ataviada con el sombrero típico, para evitar ponerse morena, enseguida comienza a remar… ¡con los pies! Esto no nos lo esperábamos, y nos llama muchísimo la atención. Resulta increíble que pueda remar con tanta destreza; no obstante, parece que se cansa menos así que si remara con las manos.
Iniciaremos la ruta en este lago, justo en el centro de Tam Coc.
Posando con la simpática vietnamita que nos llevó en la barca.
Es nuestra barca la única que navega a estas horas por el río, surcando silenciosamente el hermoso paisaje. Sin otros viajeros, sin barcas con vendedoras que nos atosiguen… Solo para nosotros, el río y el paisaje, como si de un sueño se tratase. ¡Qué bien hemos hecho en madrugar!
A lo largo de la ruta el río atraviesa 3 cuevas (conocidas como Hang Ca, Hang Giua y Hang Cuoi), de apenas un par de metros de altura, por las que navegamos boquiabiertos. Parece mentira que existan lugares tan bellos.  
"El Halong de tierra firme". Razón no le faltaba a quien acuñó ese término.
Llegando a una de las primeras cuevas.

Atravesando la primera de las cuevas, para descubrir otro paisaje todavía mejor.

Cuando llevamos unos 45 minutos de ruta la barquera se detiene y, con una amplia sonrisa, se ofrece a tomarnos algunas fotografías. Tras ello nos comenta que la ruta ha finalizado, pero que si le pagamos 150000 dongs más (6€) puede prolongar la ruta unos 20-30 minutos más. Aunque nos huele a pequeño gran timo un señor timo, decidimos aceptar puesto que ahora el río se estrecha y va por una zona más aislada todavía. Bonito sí, pero con la “alarma de timo” sonando a todo volumen.
Paisaje tranquilo, enorme y solitario.
Pescador faenando con las primeras luces de la mañana.

Reflejos en el agua.

Llegando al final del trayecto, en una zona más estrecha del río.
Regresamos a Tam Coc por el río, en sentido contrario a la ida. De vuelta ya nos encontramos con algunas barcas que realizan el recorrido. En algunas de ellas, cargadas de frutas, refrescos y demás, mujeres vietnamitas navegan en busca de los turistas. Por suerte para nosotros, solo una de ellas se acercó y pronto entendió que no queríamos nada de nada. Al parecer, pueden llegar a ser demasiado insistentes… Repetimos (por si no lo habíamos dicho): imprescindible madrugar, todo ventajas.
Resulta curioso ver cómo reman con los pies.

A lo largo del camino nos cruzamos con barcas repletas de fruta, refrescos, etc...

Ya de regreso, otras barcas hacen la misma ruta que nosotros previamente.
Una vez llegamos a Tam Coc decidimos volver al hotel para preparar las mochilas y hacer el check out. Sin embargo, todavía podemos tomar prestadas (gratuitamente) dos bicis con las que recorrer los alrededores, mediante un pequeño mapa hecho a mano que nos dan en el hotel (¡donde el trato es inmejorable!).
En primer lugar vamos a la pagoda de Bich Dong, situada tan solo a 2 kilómetros al oeste. Por el camino disfrutamos del entorno, algo deslucido por el día gris. Pasear en bicicleta por esta zona rural es la mejor opción, sin duda. 
La bicicleta es la mejor manera de recorrer los espectaculares alrededores de Tam Coc.

Agricultor trabajando en las afueras de Tam Coc.
La entrada a Bich Dong es totalmente gratuita; sin embargo, el dejar las bicicletas al lado de la entrada, en un puesto habilitado para ello, cuesta 30000 dongs (regateando conseguimos que sean 30000 por las dos bicis).
Realmente no se trata de una sola pagoda, sino que son tres las que se encuentran en el recinto. Construidas en el siglo XV, aunque no son espectaculares sí que merecen una breve visita (también porque son gratis...). Primero vemos la pagoda inferior y posteriormente iremos ascendiendo para ver la pagoda intermedia y la pagoda superior. Para llegar a esta última tenemos que atravesar una pequeña cueva. 
Entrada a las pagodas de Bich Dong.
Detalle de las pagodas.

- ¿Vamos por aquí o por allá? - ¿Y si  nos vamos a comer?

Interesante la visita a las pagodas.
Tras la visita regresamos al pueblo, donde hacemos una breve parada para “picar algo” y así reponer energías. Nos decantamos por el Duclinh Restaurant, donde nos tratan de maravilla. Miramos la carta y, finalmente, nos metemos una comilona en toda regla (rollitos, calamar, pollo a la barbacoa…). De verdad, sólo queríamos picar algo, pero la cosa se complicó y…
Solo queríamos picar algo...pero se nos fue de las manos.
Reemprendemos la ruta en bici, ahora hacia el este (por la carretera que va a Ninh Binh). Al llegar a una gasolinera nos debemos desviar a la izquierda, para continuar por una pista más estrecha que atraviesa unos hermosos campos de arroz. 
De camino a Hang Mua. Parece que el sol quiere asomar tímidamente.
En unos 25-30 minutos (4,5 kilómetros) llegamos a nuestro siguiente destino: Hang Mua. Pagamos la entrada, que cuesta 100000 dongs (4€), y comenzamos a pasear por los jardines. Justo enfrente de nosotros se alza una montaña en cuyas laderas se intuyen los casi 500 escalones de piedra que nos permitirán alcanzar su cima. Pues allí que nos dirigimos.
El ascenso se hace algo pesado, pero las vistas que vamos ganando compensan sobradamente. Desde la cima, repleta de otros viajeros (¡y de libélulas, que salen en todas nuestras fotos!), las vistas son majestuosas. Abajo, muy abajo, podemos ver el río Ngo Dong. Por él navegan varias barcas, igual que hemos hecho nosotros esta mañana en total soledad. En la cima, además, hay una gran estatua de un dragón, que domina el paisaje desde lo alto.
Tomamos decenas de fotos para inmortalizar el momento. Peeeeero, lo bueno se acaba, y tenemos que descender.
Ya abajo, nos asomamos a la cueva Mua, que da nombre al recinto. Podemos entrar por un estrecho pasillo durante unas decenas de metros hasta llegar a una pequeña piscina, o salir por la parte más ancha de la cueva hasta plantarnos prácticamente en los arrozales. Bastante espectacular, sí.
Ya dentro del recinto de Hang Mua. Al fondo se aprecia la enorme escalera que nos llevará al mirador.

A mitad de subida, descansito para tomar una foto.

Vistas desde la cima.

Al fondo el río Ngo Dong, donde hemos estado por la mañana.

Casi 500 escalones para descender... ¡y sin perder la sonrisa!
Un rincón curioso cerca de la entrada a la cueva Mua.
Con las luces del atardecer regresamos al pueblo. Devolvemos las bicis y nos damos una ducha (a pesar de que el check out era a las 12, nos permiten ducharnos y cambiarnos tranquilamente).
Después de cenar, sobre las 21:00, cogemos el sleeper bus que habíamos reservado con el hotel (10€ por persona). Vamos hacia Phong Nha, a ver parques naturales y enormes cuevas… pero eso será en la próxima entrada ;)
De camino a Phong Nha, en un sleeper bus.


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