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Sentados en el famoso columpio de Sao Beach. |
Situada al sudoeste del Vietnam continental, justo debajo de Camboya, la isla de Phu Quoc se puede considerar uno de los lugares de turismo más convencional de todo Vietnam. Es uno de los destinos preferidos para las lunas de miel de las parejas vietnamitas.
A pesar de ser una isla pequeña, su expansión turística está siendo desmesurada. A lo largo de la costa, los grandes complejos hoteleros están creciendo como setas, por lo que el paradisiaco encanto de Phu Quoc probablemente se irá perdiendo en los próximos años.
El motivo está claro. Nos encontramos ante una isla de playas de arena blanquecina y aguas turquesas (de postal), con condiciones perfectas para la práctica del buceo y snorkel, o simplemente para disfrutar de una bonita puesta de sol mientras tomamos un cóctel. No obstante, la isla tiene poco más que ofrecernos, por lo que hay que saber a lo que vamos.
Hemos leído en varios lugares que quizá no se trata de una isla para mochileros (como sí lo son Koh Phangan en Tailandia o las islas Perhentian en Indonesia). La verdad es que parece mucho más diseñada para el turismo del “todo incluido”, aunque existen algunos alojamientos de bajo precio dispersos por la isla.
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La "calidad de vida" resumida en una sola imagen. |
Para llegar a Phu Quoc, generalmente lo haremos en avión desde Ho Chi Minh City; aunque existe la posibilidad de volar directamente desde otras ciudades vietnamitas (Hanoi, Can Tho…) o incluso desde alguna ciudad china (Guangzhou). Se puede llegar también en barco desde las próximas costas de Vietnam (Ha Tien y Rach Gia).
Para movernos por Phu Quoc el mejor medio de transporte es, sin duda, la moto. Podremos alquilar en numerosos lugares por un precio razonable (6-8€ el día). Nos permitirá desplazarnos a cualquier rincón de la isla, incluyendo Sao Beach, bastante alejada de la capital y las zonas más turísticas.
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A punto de emprender el camino de vuelta desde Sao Beach al hotel. |
Los principales puntos turísticos son:
- Sao Beach: sin duda, el lugar más bello de la isla. Situada en el sureste de Phu Quoc. Se trata de una playa paradisiaca, de arenas blancas y aguas turquesas. La imagen de su columpio colgado de una palmera le ha otorgado una merecida fama por todo el mundo.
- Duong Dong: la principal ciudad de la isla. En ella destacan, por encima de todo, el mercado diurno y el nocturno, ambos muy animados.
- Long Beach: la playa más concurrida de Phu Quoc, donde están la mayor parte de los complejos hoteleros, bares y restaurantes. El epicentro de la vida en la isla. En ella podremos disfrutar de unos espectaculares atardeceres.
- Pagodas y templos: dispersos por varias zonas de la isla, quizá el más relevante sea el templo Din Cau, en la zona de Long Beach.
- Prisión de Phu Quoc: la visita histórica/cultural más notable de la isla.
¿Cómo fueron nuestros 3 días en Phu Quoc?
Tenemos que reconocer que nuestro paso por Phu Quoc fue el capricho del viaje a Vietnam. Queríamos unos días de relax en playas paradisiacas y allí tuvimos nuestra ración, que nos sentó de maravilla. Nos
alojamos en el Famiana Resort & Spa, un complejo hotelero en primera línea de playa que nos permitió disfrutar de unos
atardeceres increíbles.
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La piscina de nuestro hotel. Al fondo, la playa. |
Llegamos a la isla de Phu Quoc en un vuelo desde Da Nang, con escala en Ho Chi Minh City; y nos viene a recoger (gratuitamente) una furgoneta del hotel.
Tras dejar las maletas nos vamos directos a la playa. Leemos, echamos una pequeña siesta (¡nos hemos levantado a las 04:15!) y nos damos un baño en las cálidas aguas del Golfo de Tailandia. Caminamos por la playa de Long Beach, plagada de hoteles en construcción.
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Parte de la playa, en obras. Como se puede observar, excavadoras en la misma arena. |
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Las mujeres vietnamitas van a la playa lo más tapadas posible para evitar ponerse morenas (para ellas la belleza consiste en estar lo más blancas posible). |
Ya de vuelta en el hotel, disfrutamos de un espectacular atardecer mientras nos tomamos una cerveza bien fresquita. Objetivo relax cumplido al 100%.
Para cenar nos acercamos al restaurante Cami, muy próximo al hotel (podemos ir caminando); probamos el calamar, los rollitos y el pollo con piña, todos ellos acompañados de arroz. Aunque los precios son algo más caros que en el Vietnam continental, las cenas “capricho” no superan los 20€ para dos.
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Rudimentario pero bonito columpio en la playa de Long Beach. |
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Sí, estos son los atardeceres que buscábamos. |
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Desayunamos muy abundantemente en el fantástico buffet del Famiana. Después de semejante atracón, decidimos alquilar una moto para poder ir a pasar el día a la playa más famosa de la isla: Sao Beach.
En el propio hotel nos alquilan la moto (algo menos de 8 € por todo el día); así que preparamos una pequeña mochila con lo básico y salimos a descubrir la isla.
A pesar de que disponemos de un mapa de Phu Quoc, no resulta demasiado fácil encontrar los destinos puesto que las carreteras carecen de carteles indicativos. Nos fiamos de nuestra orientación y tomamos rumbo sureste, por lo que parece una carretera principal.
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Echándole un poquito de "xang ron 95" a la moto. |
Enseguida nos damos cuenta de que la isla está, literalmente, en obras. Cada pocas decenas de metros vemos edificios a medio construir, en primera línea de playa. Asimismo, la carretera por la que transitamos está, en su mayor parte, también en obras. Por ello, durante varios kilómetros vamos por tramos sin asfaltar o por el supuesto carril contrario (el nuestro está cerrado). No supone problema ya que el tráfico hacia el sur es escaso, únicamente algunas motos de viajeros y muy pocos vietnamitas. No obstante, nos da la impresión de que en pocos años esta isla padecerá un turismo descontrolado, perdiendo gran parte de su esencia.
Una vez llegamos a la zona sur de la isla (30-40 minutos), debemos encontrar el desvío a Sao Beach, que está poco indicado. En nuestro caso, tuvimos que preguntar a varios lugareños hasta que encontramos la pista de tierra que nos llevaba a esta playa paradisiaca (son unos 2 kilómetros desde la carretera principal).
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Mapa con la localización de nuestro hotel, la ciudad de Duong Dong y Sao Beach. |
Aparcamos la moto y, tras atravesar varios bares/restaurantes y tiendas, llegamos a la maravillosa playa. Arenas blancas, aguas calmadas y un día soleado como no habíamos visto nunca. Preciosa, sin duda. Además, por fortuna, no hay demasiada gente (esperábamos mucha más).
Contemplamos Sao Beach en toda su amplitud, y nos damos cuenta de que unos 200 metros hacia la izquierda la playa está prácticamente vacía, junto a un pequeño local de comida y bebida. Allí que nos dirigimos.
Enseguida comprendemos el motivo: hay que pagar por las tumbonas (regateando, ¡claro!) y las bebidas/comida son más caras. Negociamos las tumbonas (nos pedían 300000 dongs por las 2 y “obligaban” a pedir algo del bar; finalmente conseguimos obtenerlas por mitad de precio, y sin tener que consumir nada). Además, el famoso columpio colgado de una palmera, que tantísimas veces habíamos visto por internet, está justo a nuestro lado. Y esa zona de playa prácticamente para nosotros solos… ¡Sin palabras para definirlo!
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Sonrisas infinitas. |
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¿Qué tendrá ese columpio que estuvimos subidos a él casi todo el día? |
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La playa, prácticamente, para nosotros solos. |
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De vez en cuando pasaban motoristas por la playa. Algunos vendían dulces y refrescos. |
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Posando mientras las olas nos golpean suavemente. |
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Al fondo está la entrada de la playa, donde generalmente hay más personas. Aquí estamos mucho más tranquilos. |
Disfrutamos de toda una mañana y parte de la tarde en la playa, tomando miles de fotos y disfrutando del día soleado que tenemos. Irrepetible.
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Qué maja esta cámara que sabe hacernos las fotos sola. ;) |
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Disfrutando como niños. |
Sobre las 16:00 reemprendemos la vuelta a casa, pero esta vez por otra carretera para acercarnos a la principal localidad de la isla: Duong Dong. Sin embargo, queremos regresar al hotel a ver el atardecer otra vez desde nuestras tumbonas, así que no nos detenemos mucho.
El atardecer, igual que el día anterior, es espectacular.
Para cenar vamos a otro restaurante próximo al hotel, el May, donde podemos comer un excelente pescado hecho a la brasa. Muy recomendado.
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Disfrutando de un cóctel mientras esperamos a que llegue el atardecer. |
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Por desgracia, el último día en Phu Quoc amanece bastante nublado y con previsión de lluvia, que no se hace esperar. Nos despertamos tarde y nos damos otro homenaje en el desayuno buffet del hotel. Nos damos un masaje (gratis, por los
problemas que habíamos tenido en la habitación…) y pasamos el resto del día leyendo y descansando.
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Entre lectura y lectura...partida de guiñote. |
Sin embargo, ya de noche, nos acercamos a la localidad de Duong Dong (unos 10-15 minutos en taxi, 60000 dongs/2,5€). Allí visitamos el mercado nocturno, imprescindible para todo aquel que se acerque a la isla. Numerosos puestos donde venden de todo, aunque lo que destacan son los bares y restaurantes donde el pescado fresco está expuesto y podemos elegir lo que queremos cenar. Aunque todos tienen buena pinta, conviene mirar bien y preguntar a los camareros que nos ofrecen echar un vistazo a su género.
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Entrada al mercado nocturno de Duong Dong. |
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A pesar de que a ratos medio llovía, el mercado estaba bastante animado. |
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Uno de los productos típicos son los cacahuetes, bañados en cremas de cualquier sabor imaginable. (Deliciosos, por cierto) |
Nosotros elegimos uno porque el que nos invitó a entrar era muy simpático (el restaurante se llamaba Dong Chau) y la verdad es que cenamos de maravilla y por muy buen precio.
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Pescado fresco, sin duda. |
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Qué bien sienta una cerveza fresquita al acabar de cenar, ¿verdad? |
Otra cosa es que, al día siguiente, ya en Ho Chi Minh City, nuestras tripas estuvieran “revueltas”, por decir algo. Pero eso ya, lo contaremos (si eso) en la próxima entrada del blog ;)
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Sí, sí, ya podéis saltar, que no sabéis (todavía) cómo tendréis las tripas mañana al llegar a Ho Chi Minh City... |