martes, 14 de marzo de 2017

Visita a My Son. Paseando entre templos milenarios

Templos milenarios, con detalles espectaculares.
Cerca de la ciudad de Hoi An, en un valle de vegetación frondosa, se halla un enorme complejo de templos milenarios, conocido con el nombre de My Son. Erigidos entre los siglos IV y XIII, los templos llegaron a ser quizá el lugar religioso más importante del Reino de Champa.
Por desgracia, la Guerra de Vietnam fue especialmente dura en la zona de My Son; prueba de ello es que de los casi 70 templos del complejo, únicamente 20 no resultaron dañados. A pesar de esto, el yacimiento destila historia a raudales y se encuentra en un entorno privilegiado; no en vano fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.
Posando cerca de uno de los templos.
El recinto, de más de 140 hectáreas, consta de 10 grupos de templos (nombrados con letras); los mejor conservados son los B, C, D, G y E.
Actualmente constituye una de las mayores atracciones turísticas de la provincia de Quang Nam; puesto que puede ser visitado en el día partiendo desde la ciudad de Hoi An. Se pueden contratar tours guiados en cualquier agencia de la ciudad o en el lugar donde nos alojemos (en torno a 150000 dongs/6€). 
El recinto de los templos de My Son es enorme, más de 140 hectáreas.
¿Cómo fue nuestra visita?
Nos levantamos a las 07:00 y desayunamos (otra vez) un gigantesco plato de noodles que nos garantiza energías suficientes para el resto del día. A las 08:00, puntual, nos recoge el mini bus en la puerta del homestay (habíamos reservado con ellos).
El trayecto dura aproximadamente una hora, recorriendo carreteras estrechas por una zona rural.
El autobús nos deja en la entrada del recinto, donde hay una pequeña tienda/museo. El guía, cuyo inglés es prácticamente ininteligible (¡aunque muy gracioso!), nos entrega el ticket de entrada. Desde allí nos llevan, en unos pequeños carros eléctricos al interior del yacimiento.
Desde el museo/tienda hasta la zona de los templos nos desplazamos en estos curiosos coches eléctricos.
Una vez reunido todo el grupo (somos unos 25-30), el guía nos indica que le sigamos para caminar unas decenas de metros hasta llegar al primero de los grupos de templos.

En un primer momento caminamos por medio de la frondosa selva.






















Comienza las explicaciones con una introducción histórica sobre la Guerra de Vietnam y los bombardeos que recibió la zona de My Son en aquellos duros años. A pesar de que el guía se esfuerza, su marcado acento (por no decir horrible pronunciación) nos complica el entender su relato.
Por dicho motivo, tomamos la decisión de seguir al guía a una distancia prudente, viendo los templos por nuestra cuenta (acompañados por la Lonely Planet, que detalla bastante las explicaciones).
Los primeros templos que visitamos (grupo B) son espectaculares.

Pequeña ventana de uno de los templos.

Sonrisas asomando entre las ruinas.
Como ya hemos dicho previamente, los templos de My Son son bastante visitados. Así, en algunos momentos puede dar cierta sensación de agobio. Según hemos leído, la mejor hora para visitar el recinto es a partir de las 14:00, cuando los grandes grupos de turistas ya se han ido. En nuestro caso, como podéis ver, la cosa estaba “algo” masificada.
Todas las mañanas, My Son se llena de viajeros.
Elefantes sobre la entrada del templo.
Fotografiando, ¡que no queremos perdernos ningún detalle!

Años y años de historia.

Las paredes de los templos, decoradas perfectamente, hasta el más mínimo  detalle.

Algunos de los grupos de templos parecen nacer entre la vegetación.
La verdad es que pasear entre templos de más de 1000 años de antigüedad y tan bien conservados es una auténtica delicia. En cualquiera de ellos podemos encontrar algunos detalles que realmente llaman la atención.
Una curiosa amiga que vimos merodeando entre los templos.

¡Sonríe, que salimos en la foto!
Muchos de los templos están en buen estado de conservación, y podemos visitar su interior.

El kalan (santuario) mejor conservado y más llamativo de todo el recinto.
Magníficos detalles.
Empleamos unas 2 horas en la visita completa, tomando decenas de fotografías y conociendo un poquito más acerca de la dinastía de Champa. Nos vamos de allí con la sensación de que, en verdad, merece mucho la pena una escapada en el día desde Hoi An a las ruinas de My Son.
Pequeño y curioso puente junto a la salida del recinto. ¡Hasta siempre, My Son!

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